jueves, 24 de abril de 2014

McLuhan 50/38




Dos motivaciones para hablar de Marshall McLuhan en abril de 2014.

La primera, por los cincuenta años que está cumpliendo Understanding Media: The extensions of man (McGraw Hill, New York, 1964), obra clave del pensador canadiense, en la que lanzó su célebre teoría “The medium is the message”.
Segunda motivación: la visita, de cinco días, que McLuhan hizo a Caracas, en abril de 1976, para participar en el Primer Seminario Venezolano de Radiodifusión Sonora, en Parque Central, edificio Anauco, donde dictó dos conferencias: una el sábado 24 de abril y otra –extraseminario–  el lunes 26, hace tan sólo 38 años.

En cada uno de esos privilegiados encuentros habló una hora aproximadamente, y dedicó una hora y media a contestar las numerosas preguntas que le hicieron seguidores y detractores por igual. El respondió a todo el mundo, sin problemas.

Para nosotros fue inmensamente grato reencontrar al maestro de quien aprendimos mucho.

Justamente el día 27 de abril, nos concedió su segunda entrevista, que podrán leer después de esta introducción. La primera fue en Toronto en 1973, que salió publicada en Séptimo Día de El Nacional el 25/03/1973, y la tercera, también Toronto en 1977.

Con motivo del Centenario del nacimiento de McLuhan en 2011, volvimos a publicar el relato del primer encuentro en la revista Comunicación (Estudios Venezolanos de Comunicación Nro. 155, tercer trimestre 2011).

También realizamos una presentación, de 50 láminas, para el evento Tecnotopías: Ecos del pensamiento de Marshall McLuhan, que tuvo lugar en la UCAB. Ambos trabajos los pueden ver en el Website www.labohemiahipermediatica.com y así tendrán una visión más amplia de ese personaje y su obra, que todavía en 2014 es objeto de malentendidos.


Por supuesto, ante un McLuhan malentendido, bueno es poner las cosas en su sitio. Eso fue lo que hizo Robert K. Logan, físico de la Universidad de Toronto, que trabajó con McLuhan por varios años y se convirtió en un destacado teórico de la comunicación.

Logan comenzó dictando el curso The poetry of physics, en 1971. Siguió con la investigación sobre ecología de los medios y evolución del lenguaje. Sus obras más conocidas son The alphabet effect, basada en un trabajo realizado con McLuhan; The Sixth Language: Learning a Living in the Internet Age y The Extended Mind: the emergence of Language, the human mind and culture.


A finales de 2013 salió McLuhan Misunderstood: setting  the record straight (Key Publishing Inc.), en el que reivindica el trabajo de ese intérprete de la era electrónica y logra  demostrar como McLuhan tenía “la clave de nuestra comprensión de los nuevos medios digitales”.

A partir del Centenario de McLuhan, que fue celebrado en varias ciudades del mundo, muchos investigadores de la comunicación, el arte y la ciencia, han comenzado a profundizar en el pensamiento de quien investigó la cultura de su tiempo y el impacto social de las nuevas tecnologías de comunicación.

Él hablaba de ecología de los medios, de procesos, y no ha sido difícil encontrar relaciones con el tema de process ecology, del científico Robert Ulanowicz, que reemplaza las leyes de la naturaleza por procesos de sistemas biológicos.

Igualmente Robert K. Logan configuró su propia ecología de los medios que extiende su paradigma al lenguaje, la cultura, la tecnología y la ciencia. También introduce la noción de información biótica, compartiendo su teoría con Kauffman.

Y como McLuhan estaba más allá de cualquier categoría, hay quienes se han dedicado a estudiar su lado existencial inexplorado, oculto: la fenomenología existencial basada en la percepción, y vivida a través de la experiencia del mundo.

Terry J. León, 1981
La revista Explorations in Media Ecology, de julio 2012, trae un estudio sobre McLuhan and Phenomenology (“a new ground for and old figure”), escrito por Laureano Ralon y Marcelo Vieta, como parte de las investigaciones que realiza Figure/Ground Communication.

Pero, dejemos la historia reciente hasta aquí, y hagamos un salto hacia atrás, hasta 1976. ¿Habían nacido, queridos “lectores”? ¿No habían nacido? Como sea, ese año pasaron muchas cosas y una de ellas fue la presencia de McLuhan en Venezuela.

Nosotros escribimos un trabajo para el Cuerpo C de El Nacional, diario que le daba mucha importancia a la cultura… en ese tiempo. Y la cultura, como sabrán, uno no la aprende solo. Se la tienen que enseñar. Primero informando. Informar lo esencial es nuestra tarea en estos Toques de Contemporaneidad. Una contemporaneidad, que si bien privilegia el presente, también le da entrada a ideas del pasado, que a veces son más actuales que nunca. Ya lo verán… 

  

Marshall McLuhan
La vida es una comedia para los que piensan y una tragedia para los que sienten
Cada uno tiene derecho a defender su propia ignorancia


Margarita D’Amico
Fotos Claudio Perna
El Nacional Cuerpo C
Caracas, domingo 9 de mayo de 1976



  • No hay divorcio entre humanismo y tecnología.
  • La tarea del artista es navegar en aguas turbulentas.
  • Un juego de béisbol, una corrida de toros o un concierto sinfónico son tecnologías humanas, metáforas creadas por el hombre.
  • La universidad abierta ha sido un fracaso porque los viejos programas no funcionan con los medios nuevos.
  • Las mujeres son mejores que los hombres para “jugar un papel”.
  • A la velocidad electrónica regresamos a la escala humana; tal vez el avión pueda restablecer la unidad familiar.



Ya el profesor McLuhan se fue. La figura mágica del Primer Seminario Venezolano de Radiodifusión, realizado en el Parque Central la semana pasada, regresó a Toronto, dejando en quienes supieron escucharlo y comprenderlo, la experiencia quizás más intensa que hayan podido tener frente a fenómeno cultural alguno.

Muchos quedaron fascinados, trastornados. Muchos quedaron locos, escépticos, desorientados por el vibrante director del Centro de Cultura y Tecnología de la Universidad de Toronto. Nadie permaneció indiferente.

Foto I. Silva, 1976.
Hubo quienes sólo vieron lo anecdótico, los chistes, las paradojas de Marshall McLuhan. “No pretendo ignorar el hecho de que mis observaciones tengan su lado cómico” –dijo en una de sus conferencias el famoso investigador de la comunicación. “Creo que la vida es una comedia para quienes piensan y una tragedia para quienes sienten”.

Y a aquellas personas que manifestaron el hecho de que McLuhan no les había aportado gran cosa, respondió que, en general, las personas tienden a expresar sus sentimientos, sus puntos de vista, pero no su comprensión. Y eso es como una catarsis suave. Las personas se limitan a cuantificar, a hacer un inventario, a ratificar sus criterios, pero no se sitúan en una actitud de comprensión.

En una conversación informal en la cafetería del hotel, McLuhan nos dijo su frase más lapidaria: “Todo el mundo tiene derecho a defender su ignorancia”. Entonces no hay por qué preocuparse.

Para hacer un balance y un análisis de todo lo que McLuhan dijo en sus dos conferencias, en la rueda de prensa, y en las conversaciones privadas que tuvimos con él, no alcanzaría un cuerpo entero de “El Nacional”. El pensamiento de McLuhan no aguanta ninguna clasificación, ninguna categoría, no se puede encasillar en esquemas conocidos y por esa razón mucha gente no lo entiende y dice que es oscuro. Pero ¿qué es lo que está claro? Sólo el pasado está claro, lo que está empaquetado, lo que está muerto, lo que ya se acabó. Pero los procesos vivos, lo que está ocurriendo en nuestro tiempo, los problemas y situaciones que estamos viviendo no están claros y están cambiando constantemente. Y eso sí es difícil, inquietante y lleno de riesgos. Es el espacio acústico, global, donde no cabe la “visión del túnel”, como dice el propio McLuhan. Es el mundo que está siendo cambiado por las nuevas tecnologías, y que los investigadores sólo estudian desde el punto de vista cuantitativo. Se limitan a estudiar la infraestructura técnica (el “Hardware”) o los programas (“el Software”), pero no los efectos y el impacto social de las nuevas tecnologías. Llámense radio, TV, computadoras, satélites, máquinas de fotocopiar, etc.

McLuhan estudia los efectos. “No me preocupo por el contenido de los medios, sino por sus efectos. El contenido de las cintas de Watergate no es importante, lo que cuenta son los efectos que produjeron. Ignoramos los efectos porque no los estudiamos. Y los efectos son independientes del programa. El contenido de un medio es su usuario”.

A los radiodifusores venezolanos les dijo cosas que ciertamente no fueron alentadoras: la radio es un medio caliente, excitante, agitador, sobre todo en los países del Tercer Mundo. Es un medio muy peligroso para la gente que no tiene una formación cultural muy sólida. Y lo que no dijo: habría que cerrar la radio, dejarla descansar un poco.

Foto I. Silva, 1976.

Habló del hombre electrónico, de las personalidades carismáticas que funcionan en TV (las que son iguales a todo el mundo), habló del ocaso del capitalismo, de la descentralización de la información. “Los controles centralizados son contrarios a la estructura de los medios electrónicos. Las grandes burocracias tienden a centralizar, y como resultado pierden el contacto con lo que está pasando. El control centralizado sería el control de los programas. Se pueden controlar todos los programas, pero esto no significa que se pueda tener control sobre la actividad del medio mismo. El efecto de la radio, por ejemplo, es universal y de todo el ambiente. Y si el contenido del programa es el usuario (oyente, lector, espectador) es una ilusión pensar que se está controlando el medio al controlar el contenido. El contenido no es el medio. Hay que comprender los medios. No podemos sobrevivir sin comprender. La comprensión intensa –dijo McLuhan en una de sus conferencias– es el primer paso para la liberación de una situación”.

Él, que viene del mundo de las letras, del mundo visual, del individualismo, vive en un mundo que no es suyo y trata de comprenderlo, de estudiarlo. El día antes de que regresara a Canadá el profesor McLuhan nos concedió un rato largo para hablar. “No tengo ningún punto de vista privado que no pueda decir en público” nos había dicho en otro momento de conversación informal.

Y aquí está algo de lo que conversamos esa mañana en su cuarto del hotel. El artista conceptual venezolano Claudio Perna nos acompañó en la entrevista y tomó las fotos que ilustran este texto.

Libros nuevos, educación, arte, tecnología…

Foto Claudio Perna, 1976.

 Humanismo y tecnología

            –Después de “Take today: the executive as dropout”, con Barrington Nevitt, he seguido escribiendo libros con otros colaboradores que me introducen en sus campos y sus problemas. Estoy trabajando con un físico que da clases de poesía y física en la Universidad de Toronto, en un estudio sobre los efectos del alfabeto en las ciencias antiguas y modernas. El otro libro es “The laws of the media”, que va a salir muy pronto. Allí se estudian las tecnologías humanas. Buscando en las diferentes estructuras de las leyes de los medios, he descubierto que éstos son todos artefactos humanos, son todos formas de lenguajes, desde un alfiler hasta un tractor. Son como metáforas, puentes para pasar de una situación a otra. Desde este punto de vista toda tecnología humana, el lenguaje humano es tecnología y toda tecnología humana es lenguaje. Y si toda tecnología es humanística, la vieja división entre “hardware” y “software” desaparece.

            –La tecnología no consiste únicamente en cosas como plumas, lápices, receptores de televisión; también consiste en un juego de beisbol. Uno arregla un tipo de juego como una situación que trabaja en la sociedad para hacer algo. Tiene un efecto que es planificado, programado, controlado. Así que los juegos también son maneras de hacer metáforas, no importa si es un juego de pelota, una corrida de toros o un concierto sinfónico. Todo está hecho por el hombre. No hay divorcio, pues, entre tecnología y humanismo. Desde el lanzamiento del primer Sputnik, todo el ambiente está hecho por el hombre. Y eso es una gran revolución. Se llama ecología. Ahora hay una ecología de la tecnología. No podemos permitir que corran salvajemente su curso en un ambiente creado por nosotros mismos.

La nueva educación

            –Usted habló de un libro sobre educación.
            –Sí, se llama “Young people’s guide to the media”. Lo he completado con la ayuda de un par de amigos. Se usa en los liceos para ayudar a los profesores en la asignación de trabajos y proyectos a los estudiantes, de manera que los alumnos, en pequeños grupos de tres o cuatro, puedan dejar el salón de clases, salir a investigar y luego regresar para informar a los demás alumnos y profesores. Por ejemplo, una vez investigaron contratistas y constructores acerca de un edificio (cuánto tiempo podía permanecer en el lugar, cómo afectaba al ambiente a su alrededor, etc.). Para ellos es descubrimiento. Queremos cortar la idea del profesor que se lo dice todo a sus alumnos y permitir que los estudiantes se sientan involucrados en los asuntos del descubrimiento.

            –Casi no hay instrucción en ese libro. El estudiante electrónico no puede sentarse y escuchar al profesor todo el tiempo. Él tiene que participar, descubrir por sí mismo… También se están usando los medios técnicos nuevos para la educación, pero no han sabido utilizarlos. La universidad abierta resultó un fracaso. Colocar los viejos cursos en una forma nueva no funciona. Los viejos programas no pueden pasar por los medios nuevos. Ustedes habían preguntado algo sobre arte ¿no es cierto?


Puente sobre aguas turbulentas

            –La mayoría de los artistas que expresan este tiempo –dice Claudio Perna– son hijos de su pensamiento. No hay contradicciones sobre lo que usted dice y el arte nuevo de hoy en día. ¿Qué artistas vienen a verlo a usted, profesor? ¿Cuál es el diálogo entre usted y ellos? Porque usted también es un artista…
    –Yo no pretendo ser artista. El punto es que yo doy clase de literatura, enseño poesía simbolista, y tengo un libro sobre pintura y poesía (“Through the vanishing point”) y la relación en los espacios. Estudio los
diferentes tipos de espacios en la poesía desde los tiempos ancestrales hasta hoy en día, y también los espacios desde la pintura rupestre hasta nuestros días. Los pintores rupestres arreglaban sus imágenes en la oscuridad, no pensaban que las pinturas iban a ser vistas. Hicieron esas imágenes de manera mágica, para afectar a la gente de afuera: ESP (percepción extrasensorial). Eran mágicas. En la era electrónica queremos regresar cada vez más a la magia y a la ESP como parte de la experiencia ordinaria. Alguien preguntó la otra noche qué pensaba yo de la ESP, yo simplemente respondí que es una cosa obvia, una experiencia de todos los días para todo el mundo.

            –Actualmente la TV es una forma de ESP, también la radio. Todas las tecnologías eléctricas son ESP, porque usted no puede verlas mientras suceden, sólo ve los resultados. Pero la extensión de su sistema nervioso en el ambiente de la información eléctrica es todo ESP. Está más allá de su sentido ordinario de percepción. Pienso que es perfectamente normal. Yo desearía, en mi propio caso, que fuera menos. Yo voy demasiado lejos. Recibo demasiadas vibraciones. Es como una plaga...


–Díganos, profesor, ¿cuál es la tarea del artista hoy en día? ¿Qué debe hacer?

            –A través de mis estudios sobre la poesía descubrí hace mucho tiempo, que la tarea del artista es ser la antena de la carrera… El capta los mensajes mucho antes que cualquier otra persona. Está en una posición para guiar, ayudar en la navegación, a la gente que se está moviendo en aguas turbulentas. Usted sabe, hay una canción “Puente sobre aguas turbulentas” que significa la aguja, la aguja hipodérmica. Eso es lo que es el puente: la aguja de plata, la droga; eso también es tecnología, es un puente sobre aguas turbulentas. Ahora, el trabajo del artista es guiar a toda la sociedad sobre aguas turbulentas y apuntar el camino por el cual ellos deben reajustar sus percepciones, de manera que puedan llegar a relacionarse con sus nuevos problemas. Es la tarea del artista.


Objetivos no, jugar un papel sí

          –Profesor McLuhan: usted estudió los efectos de las nuevas tecnologías en la gente joven, sobre todo de los Estados Unidos. Dijo que esos jóvenes no están interesados en el consumismo, que se preocupan por la calidad, no por la cantidad, que no son ambiciosos individualmente, que son comunitarios, que no tienen dioses en la vida, pero que están muy interesados en encontrar un papel, un “rol”. Objetivos no, jugar un papel sí. ¿Qué significa “jugar un papel” en la era en que vivimos?

          
Foto I. Silva
  –“Role playing” significa desempeñar un papel como en el teatro. Uno puede ser muchos personajes a la vez. Una noche es Hamlet, otra noche es un chofer de taxi en el mismo teatro. El “jugar un papel” es el resultado de la alta velocidad de la información, donde el hombre debe ser flexible y adaptable a situaciones que cambian muy rápidamente. En el “role playing” las mujeres son mucho mejor que los hombres, porque es parte de su historia. Ellas no tienen un trabajo. Tienen muchos trabajos. Una madre no tiene un trabajo, sino tiene un rol, es decir muchos trabajos. Las mujeres han nacido “role players”, podríamos decir, y ciertamente en la edad eléctrica la especialización se ha vuelto hacia los hombres, y la dominación. Es un gran cambio y el “Women’s Lib”, como lo llaman, ha estado detrás de toda la revolución eléctrica. Las mujeres no saben eso. Ellas creen que teniendo una acción o una posición firme sobre sus derechos y necesidades van a lograr mucho, cuando hay todo un gran universo alrededor del cual podrían moverse y controlar.

            –Este tema lo estudio en mi último libro publicado, “Take Today”. El tema principal de ese libro es el efecto de la velocidad de la información eléctrica en las organizaciones humanas y en la toma de decisiones humanas. Hemos visto cómo los patrones de organigramas son disueltos por la velocidad eléctrica. El organigrama de una empresa no resiste aún a la velocidad del teléfono. El teléfono ha revolucionado la organización de los negocios. El otro tema de “Take today” es que toda la empresa tiende a moverse del “hardware” al “software” y el mantenimiento del trabajo (“job holding”) se va hacia el “role playing”. El trabajo es una actividad repetitiva cada día. El jugar un papel significa muchos trabajos al mismo tiempo. A eso nos ha llevado la era electrónica.

            –El otro gran tema es el hecho de que a la velocidad eléctrica regresamos a la escala humana. Se descentralizan todas las viejas estructuras, en la educación, política, negocios, en el ambiente de servicios. La escala humana regresa con el jet. Los hijos que están lejos pueden pasar las vacaciones en sus casas. El Concorde puede tal vez restaurar la unidad familiar…

            Y McLuhan tal vez regrese el próximo año para dictar un seminario en la Universidad Central. Algunos profesores de la Facultad de Humanidades le hicieron la proposición. Con sus alumnos venezolanos haría una investigación sobre algún aspecto de los medios de comunicación social en el país.

martes, 1 de abril de 2014

Perfectísimo Lucena

Víctor Lucena: "inventar, imaginar, esa es nuestra función".
Foto Catálogo exposición Museo de Arte Contemporáneo
de Caracas, 1980
        Creador de avanzada como él solo, investigador permanente, transgresor de los condicionamientos culturales sobre la manera de hacer, percibir y comunicar una obra de arte, Víctor Lucena vuelve a Caracas con una supermuestra que lleva su nombre, en el Espacio Monitor del Centro de Arte Los Galpones.
        La nueva sala dirigida por Luis Miguel La Corte, y con Miguel Miguel García en la curaduría, está albergando desde el 16 de febrero de 2014 –hasta el domingo 27 de abril– las obras más recientes e inéditas del reconocido artista venezolano que nació en Caracas en 1948 y tiene más de cuarenta años viviendo y trabajando en Europa. Actualmente reside en la ciudad de Lucca, Toscana, cerca de Florencia, la cuna del Renacimiento.
        Sin duda, Víctor Lucena tiene sus toques de contemporaneidad por los cuatro costados. Toques expresados físicamente en sus obras, y en una especie de cartilla, con fecha enero de 2014, donde sintetiza cinco puntos básicos de su pensamiento. Los transcribimos al pie de la letra, sólo agregando los numeritos iniciales. 

   1- Reflexionar: voluntad que aproxima a la imaginación y solicita los sentidos.
   2- Al margen quedan: prejuicios y preconceptos; cánones, métodos y fórmulas ajenas a nuestra esencia natural, humana y filosófica.
   3- Ser ente del pensar y del quehacer.
   4- Traducir: hacer evidente un fenómeno, evento o hecho, en un acontecimiento inédito.
   5- ¡Existir en el propio tiempo! 

        Y por supuesto, vivir, sentir, hacer, en el propio tiempo. En el marco de la filosofía, la matemática, que “son los dos perfectos que se suman”, como el mismo Lucena lo explica. Vivir con el conocimiento de lo que han hecho las generaciones anteriores, de épocas recientes o lejanas: artistas innovadores como Leonardo, Piero della Francesca, Max Bill, Vantongerloo y muchos más. 
        Todos ellos son inventores que proponen nuevos problemas y nuevas soluciones. Lucena aclara que no se trata de reproponer o transformar lo que han hecho artistas de otros tiempos, sino realizar aportes originales. Es necesario conocer la historia, ya que quien no la conoce está condenado a repetirla.
        “Yo sigo otra línea y la sigo precisamente porque ellos me muestran problemas que yo no debo plantearme, porque todo cuanto se ha hecho es todo cuanto yo no debo hacer (…). Esta es nuestra función histórica y debemos asumirla como tal: justificar nuestra existencia inventando e imaginando cada vez más cosas que no pertenecen al legado de otras personas: inventar, imaginar. Esa es nuestra función”.
        Son palabras que proceden de una entrevista a Víctor Lucena, realizada por María Luz Cárdenas, en el marco de la Exposición del artista en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas en 1980.

Magnus perfectus numerus idealis
        Y ese latinazo ¿a qué viene?
        Encabeza un breve texto escrito por Lucena en Lucca, Italia, el 28 de enero de 2014. No sólo tiene palabras eruditas en latín, sino también ideogramas de nuestra cultura primigenia, como el Aleph con su respectivo signo, Gimel, Phi, Tau, etcétera. 
        El artista habla de convergencias y sumas de dos perfectos: “el perfectísimo es el producto imaginado de la totalidad de la dimensión creada”. 
        Esas creaciones de Víctor Lucena están científicamente calculadas en sus dimensiones, proporciones, coordenadas, perspectivas, simetrías, pesos, medidas, temperatura, color, espacio, tiempo, siempre con arreglo a los principios de los procesos artísticos y las estrategias de comportamiento. 
        Con respecto a su trabajo, Lucena argumenta que “la certeza que tenemos es: desde la creación del universo, todo evoluciona desde su propia naturaleza y dimensión, lo cual se corresponde a sí mismo y a la vez se anula. Es de elegante expresión, que el saber de nuestros tiempos se corresponde con el principio del volver en  órbitas  distintas en un sinfín dinámico, natural, mecánico, que del todo se ampara en la mente. ¡Es de perfectos…! ¡El perfectísimo!”.


En el Galpón N° 1 está la supermuestra Víctor Lucena hasta el 27 de abril 2014. Foto Charlie Riera, cortesía Espacio Monitor
¿Quieren comprobarlo? 
Pasen por el Galpón Nro.1
        Lo descubrirán todo en la instalación integrada por unas diez obras. Algunas formadas de una sola pieza, otras de varias: estructuras de espacios vacíos y fluctuantes, abiertas, dramáticas, como la vida en la contemporaneidad, hechas de materiales varios.
        Verán en ellas lo que ustedes quieran, porque como espectadores son también protagonistas creadores de las obras. El artista, así lo señala Lucena, se convierte en un operador plástico que cumple el rol de estimular al visitante. Y eso parece que va bien, muy bien.
        Ahora, si lo permiten, les contamos cómo fueron algunas de las grandes exposiciones de Lucena en Venezuela y en otros lados.
        Si tuvieron la suerte de verlas, como nosotros ¡perfecto! Y si no habían nacido todavía cuando se presentaron, aquí tienen una referencia, y sobre todo, el testimonio de grandes críticos e historiadores del arte que al igual que nosotros también las celebraron.

               Obra de Lucena en Espacio Monitor. Foto Charlie Riera, 2014                          
Todo El Museo para Lucena
        Octubre 1980. Museo de Arte Contemporáneo de Caracas. Exposición Nro. 46: Proposiciones de  Víctor Lucena, 1969 -1980. Una lista de 31 obras que llevan todas la palabra shock, seguida de letras iniciales y números. El hecho de que le dieran todos los espacios del Museo –que abrió sus puertas en 1974– fue un verdadero privilegio para el joven artista y para los visitantes.
        La directora Sofía Imber escribió en su presentación del catálogo que “Lucena restituye el asombro, y con ello nos incita a comprender que una de las razones de ser del arte es devolvernos la novedad y la impredecibilidad  de las cosas”.
        El curador de la muestra  fue el ilustre historiador del arte venezolano Alfredo Boulton, quien destacó el trabajo innovador de Víctor Lucena en su texto del catálogo: Atrévase, toque y participe, sin dejar de señalar que es una obra muy difícil.
        “Yo sé bien lo difícil que es entender y aceptar la obra de este artista, casi tan difícil como es explicarla y aun mas describirla, puesto que las motivaciones sensoriales que inventa Lucena son  realizaciones prácticamente inexploradas dentro del campo de la materia artística”.  
        “El mensaje de Lucena va más allá del descubrimiento de situaciones imprevistas, va más allá de proclamar que el hombre tiene resortes emocionales que está poco acostumbrado a poner en juego. Su mensaje va dirigido a un total cuestionamiento del tradicional comportamiento humano, en cuanto a que todavía nos desconocemos”.
        “Lucena -concluye Alfredo Boulton-, toma para  él ese desafío y brutalmente nos lo echa en cara, como prueba de lo que aún no sabemos  lo que somos. Y él nos desafía a no detenernos; nos desafía a seguir buscándonos. Por todos los medios posibles,  sin detenernos en esa búsqueda, hasta encontrarnos a través de los medios y con los medios que sea. Cogito ergo sum.” 
        Pienso. Luego existo.

Space Shock. Instalación para la muestra
                                  Los derechos del arte. París, 1989   
                                          

“Space shock” en París 
        En 1989 Lucena participó en el homenaje de siete artistas venezolanos al Bicentenario de la Revolución Francesa  en la capilla  Saint Louis del Hospital de la Salpêtrière (construida en el Siglo XVII), con la exposición Les droits de l’art –los derechos del arte–, del 20 de octubre al 11 de noviembre.
        El crítico de arte Pierre Restany, en su escrito de presentación se preguntaba por qué eran siete. En orden alfabético: Asdrúbal Colmenárez, Carlos Cruz-Diez, Narciso Debourg, Víctor Lucena, Alejandro Otero, Rolando Peña, Jesús Soto.
        “Porque el siete –explicó– es un número clase aparte, el número perfecto,  el de la Biblia, el de la antigüedad, de la cábala. Esos siete artistas de Venezuela son perfectamente conocidos en París, donde se formaron, donde han vivido y trabajado. Algunos de ellos han alcanzado un renombre planetario (…). Todos esos artistas se refieren, de cerca o de lejos, al espíritu constructivista que constituye el fundamento modernista del arte venezolano”.
        No por nada el pensador Luis Castro Leiva decía que “Víctor Lucena es el más lúcido de nuestros constructivistas”. En esa tan bien configurada exposición, Lucena activó su Espacio Shock Dimensión “N”, con una instalación de 14 por 8 metros. No faltó el señalamiento del artista: “al referir el entorno se fijan con arbitrio coordenadas. Y éstas no son más que la reflexión de un individuo al tratar de traducir un acontecimiento en el tiempo y en el espacio”.

Diseño Gráfico Víctor Lucena, 1990
Barras y hielo en “Umbrales Etnosónicos” 
        Quien escribe tuvo la oportunidad de vivir de cerca todo el proceso de instalación de la obra de Víctor Lucena, Shock L.I Dimension “N” Suite B, 1990 en la muestra “Umbrales Etnosónicos”, del 30 de septiembre al 21 de octubre de 1990, en la Galería Astrid Paredes, Las Mercedes, Caracas, en la que también participaron Asdrúbal Colmenárez y el músico Ángel Rada.
        ¿Cómo no recordar esa instalación y la barra dorada de aluminio anodizado, 2 metros de alto por 25 mm de diámetro?
Uno pensaba, que al tocarla, esa barra estaría caliente, pero no, estaba  fría, mientras que la barra plateada registraba 37 grados. ¿Acaso Lucena quería jugar con la sensibilidad de las personas? 
        Eso y más. 
        Según el artista, se trataba de “provocar reacciones, activar esa pequeña centella que rompe con los prejuicios, convertir al espectador en creador, protagonista de creaciones activas. Producir momentos de reflexión. Saber plantear situaciones, traducirlas a un lenguaje y verificarlas”.
        Además de barras, la instalación de Víctor Lucena tenía dos panelas de hielo, uno seco, uno frío. Uno era materia evaporada, otro materia derretida, volumen creciente, volumen decreciente, tiempo rápido, tiempo lento, gas carbónico solidificado H2O, con sus impurezas, energías transformables.
        Era una obra que tenía diferentes estadios, donde se relacionaban el tiempo y el espacio. El los llamaba momentos de reflexión.
        “Si nos encontramos frente a una situación cambiada, opuesta a lo que se nos ha hecho creer –decía– quedaremos perplejos y dudaremos de nosotros mismos, pero reencontraremos nuestra propia realidad, no es más que un acontecimiento puro”. 
        Los artistas andan en busca de esa realidad verdadera, en un viaje de concientización por niveles cada vez más elevados. Como bien lo explica el teórico del arte italiano, Umbro Apollonio, quien seleccionó  a Lucena para la muestra de artistas jóvenes en Arte Feria 78 Bolonia, Italia, “no se tratará siempre de un arte recreacional o confortante,  pero también tendrá sus momentos lúdicos  o también irónicos, mientras que en cada caso incrementará el crecimiento de la conciencia humana: el arte  incluso cuando no lo mostraba tenía una enseñanza. Lucena, con los medios de orden artístico, penetra en las conciencias y les aumenta su potencialidad”.



Los visitantes se convierten en protagonistas creadores de las 
obras. Foto MACC, 1980                           

Bio al vuelo
        Víctor Lucena nació en Caracas en 1948. Se formó en la Escuela de Artes Plásticas Cristóbal Rojas en Caracas en 1964-65, cursando estudios de Arte Puro.
        En 1966 viajó a Roma para un período de formación en la Academia de Bellas Artes. Luego viajó a París donde estudió y trabajó en sus primeras proposiciones de geometría conceptual. Una beca de trabajo de 4 años otorgada por INCIBA (Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes) le permitió realizar sus propias investigaciones.
        En 1970 se instaló en Milán donde estudió escenografía, arquitectura, diseño gráfico y trabajó  como profesor universitario. En 1973 presentó sus primeras exposiciones Shock y Proposiciones 1969 – 1972 en la Galería Christian Stein de Turín. Participó en numerosas muestras colectivas, Ferias de Arte y Bienales de varios países europeos.
        En Venezuela, además de las muestras ya mencionadas, presentó sus trabajos en el Museo de Bellas Artes de Caracas, Galería La Cuadra, también en Caracas. Representó al país en la Bienal de Venecia 1999 con la curaduría de María Elena Ramos. 
        Y recuerden: la expo en Monitor estará hasta el 27 de abril. Así que ¡Bravo Lucena! Bravísimo. Perfecto. Perfectísimo. Hasta la próxima.