lunes, 10 de febrero de 2014

Arte del postpresente


Instalación con 1000 taburetes de China. Ai Weiwei. Pabellón Alemán, Bienal de Venecia, 2013

Todavía no ha encontrado el password que le permite entrar a su mundo de diversidades y antinomias y darle un nombre emblemático al sentir contemporáneo. Tampoco se atreve a imponer nuevos ismos. Sólo acepta uno que otro pre, post, y si acaso, la W3.0.
A estas alturas del siglo XXI, con el amanecer postdigital en la cotidianidad (el futuro que ya llegó, pero no nos damos cuenta), y en plena era del postpresente (como la denomina el artista digital venezolano, Yucef Merhi, pionero en la materia), el arte sigue aferrado a tres pilares fundamentales.
Uno, los “nuevos” medios producto de tecnologías cibernéticas. Dos, formatos tradicionales en todas sus variantes. Tres, lo que llamamos more media art, es decir, una mayor cantidad de medios y discursos estéticos en escena, que funcionan como nuevos  paradigmas para la comprensión del arte en la contemporaneidad.
Basta echar una mirada a las últimas grandes exposiciones internacionales para darse cuenta de la avalancha de more media, que se extiende urbi et orbi.
Documenta 2012 presentó muchísimas cosas, vanagloriándose de que el concepto básico de la quinquenal muestra de Kassel era no tener concepto. Por eso, todo fue posible en la dimensión imaginativa de su directora Carolyn Christov – Bakargiev, y hasta participaron “artistas” que nada tenían que ver con el arte o con actividades afines. También estaban los creadores verdaderos, naturalmente.
La Bienal de Venecia 2013 creó un Palacio Enciclopédico, repleto de objetos , que según su curador, Massimiliano Gioni, podían explicar el mundo, No importaba si eran feos, si tenían o no tenían valor artístico, sino que mostraran una visión del mundo, en un diálogo con otras culturas.
Por supuesto que la avalancha mediática no se concentra sólo en las bienales, sino que invade a los museos, galerías, espacios urbanos, talleres de artistas, televisión,   Web, todo. ¿Y qué pasa con eso? ¿Acaso no es bueno convivir con una gran cantidad de medios, una gran cantidad de ideas?
Ciertamente lo es, para los artistas y el público. En cambio, para los periodistas, investigadores de arte contemporáneo, curadores, no se imaginan lo complicado que resulta tener que analizar tantas situaciones, en caliente, reflexionar sobre numerosos temas actuales, sin la distancia del tiempo, “sin el filtro de la historia”, como dicen por ahí académicos y conocedores del asunto.
Sea como sea, desde esta columna originada en Caracas, Venezuela, queremos seguir  aportando algo al conocimiento y a la sensibilidad de nuevos lectores y a los de generaciones anteriores, que conocen nuestro trabajo predigital sobre temas de comunicación y estéticas contemporáneas. Y para los que han seguido nuestras investigaciones en los últimos años, también hay un plus, un valor agregado.
Precisamente, este primer encuentro arranca con una pregunta clave, que muchos se estarán haciendo.

¿Qué es lo más esencial en el arte de hoy?
Prepárense, pues, para una operación cultural importante. Porque este procedimiento de buscar lo más esencial del arte actual tiene un nombre: arqueología del presente.
Ahora se investiga, se reinventa, se reinterpreta el presente, se preserva. Dicho con otras palabras ¿han pensado en lo que podría ser lo más significativo, lo más influyente, llámese  de primera línea o triple A +, en fin, la quintaesencia del arte de este tiempo?
Según historiadores culturales de la actualidad , profesores de arte contemporáneo, críticos independientes , artistas de varias generaciones, estudiantes, pensadores, entre todas las expresiones que lideran el arte de hoy en día hay tres que sobresalen, y al parecer, son imprescindibles para comprender la contemporaneidad:

Nikos Papastergiadis, teórico de 
culturas digitales
 Infoestética (Lev Manovich), Estética Espacial (Nikos Papastergiadis) e Instalación como Forma de Arte  (Boris Groys).
Nosotros  no nos vamos a quedar con esas tres opciones, por más top e imprescindibles que sean. Los trends de la segunda década del siglo XXI también le otorgan categoría estelar al diseño gráfico, universos virtuales, arquitectura visionaria, cine de avanzada, estéticas lumínicas, nueva música, fashion tridimensional, arte transgénico, recuperación del imaginario perdido, recuperación del lenguaje político, arte urbano, nuevo graffitismo, nomadismo, transterritorialidades, proposiciones multiétnicas, vuelta al lenguaje de las ideas, de la innovación, dejando atrás protagonismo de artistas y fetichismo de objetos.
Existen otras expresiones que también imponen la necesidad de establecer nuevas categorías de análisis.  Hay que tener claro que la contemporaneidad, si bien favorece el presente, también se abre al pasado y al futuro. No se parcializa diciendo “es nuestro tiempo”, “es la inmediatez”, “es la instantaneidad” “es el momento”…
Hablaremos con más amplitud de  éstos y de otros aspectos en columnas posteriores.
Por lo pronto, no olvidemos que el arte más “innovador” de este tiempo  tiene múltiples facetas, se adapta a los nuevos paradigmas y es objeto de numerosas preguntas relacionadas con el concepto de lo nuevo.

“El shock de lo nuevo no es tan shocking”
¿Existe algo realmente nuevo, sin referencias a formas e ideas preexistentes?
Muy difícil dar una respuesta. En términos de contemporaneidad, “el shock de lo nuevo no es tan shocking, sólo es un punto de partida para reflexionar sobre la realidad”, tal como lo señala Nikos Papastergiadis, teórico de culturas digitales, profesor de la Universidad de Melbourne,  propulsor de la “Estética espacial, repensando lo contemporáneo”.
En su opinión, para un artista de esta época “lo importante es estar en lo contemporáneo (…) estar en el lugar del aquí y el ahora, trabajar con otros  en una práctica concreta y simultánea (…) mantener un proceso activo en un contexto local y participar en diálogos transnacionales” (Nikos Papastergiadis. Spatial Aesthetics: rethinking the contemporary, en la obra “Antinomies of art and culture”, Smith, Enwezor y Condée editors, Duke University Press, Durham, 2008.

Canónico & Contemporáneo. Jaime Gili. Colección Mercantil, 2011

Hacia el próximo desafío
Y por si todo eso fuera poco, ya en el ambiente de arte contemporáneo, surge la pregunta de cuál será la next big thing, el próximo desafío, el próximo discurso, cuando todavía no se han masticado bien,  ni digerido, ni asimilado los discursos actuales.
La respuesta podría llegar de Australia, de China o de algunos países de África, donde los conceptos de modernidad, postmodernidad y contemporaneidad no significan nada. ¿Vendrá  de los trabajos de españoles, mexicanos o venezolanos? ¿De Londres, París, Berlín?
Como han podido notar, el espectro del arte del postpresente  –y por consiguiente de esta columna– es muy amplio y complejo.  Estas anotaciones son pequeñísimas referencias a las numerosas situaciones que tienen toques de contemporaneidad y que aspiramos tratar en este espacio.
Para iniciar un acercamiento a este tipo de información, sugerimos la lectura de nuestra serie Vanguardias artísticas del siglo XX, nuestros artículos  recientes de la Revista Comunicación, presentaciones en PowerPoint, entrevistas en video y otras informaciones. Todo está en el Website  http://www.labohemiahipermediatica.com/. El tema de hoy está particularmente ilustrado en la presentación “Nuevos medios y su impacto en el arte contemporáneo”. 
Hasta la próxima.

Agradecimiento
Muchas gracias a los profesores Humberto Valdivieso y Mariela Matos, del Centro de Investigación y Formación Humanística de la UCAB, que han recuperado parte de nuestro trabajo en el Website http://www.labohemiahipermediatica.com/, en su primera etapa.
Gracias también a la socióloga Rosángela D’Amico, por su colaboración en la producción de materiales digitales para la página. Ellos han hecho posible este recorrido inicial de un viaje periodístico que abarca más de medio siglo, desde los umbrales analógicos a los universos digitales y postdigitales.

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