Olafur Eliasson superstar del installation
art
Cuatro
cascadas monumentales en el centro de Nueva York; un gigantesco “sol” –
no tan circular – calentando la Tate Modern de Londres; toda la parte superior
del Museo de Arte Aarhus en Dinamarca, ocupada por un paisaje de luz (arco iris
panorámico en sección elíptica) y pare de contar.
Estas y
otras instalaciones, igualmente estelares, no hacen sino ratificar el altísimo
poder expresivo y de comunicación, que en las últimas dos décadas ha
marcado el trabajo de Olafur Eliasson, hoy portador de una nueva e impactante
obra: Riverbed.
Poster |
Desde el
20 de agosto de 2014, hasta el 4 de enero de 2015, el insólito proyecto sigue
transformando el Louisiana Modern Art Museum, al norte de Copenhague, en un
paisaje fluvial, con toneladas de piedras y tierra, todo natural.
Así lo
exigió “el artista que hace posible lo imposible”. Incluso la luz de día que
viene del techo tenía que ser natural y el murmullo del agua que funciona por
bomba.
La obra
abarca mil metros cuadrados, repartidos en cuatro salas, y continúa a la salida
del museo. Fue necesario abrir boquetes en las paredes, integrando interior y
exterior.
Nada de
qué extrañarse. El visionario creador – arquitecto, escultor de luz, diseñador,
fotógrafo, constructor – que nació en la capital danesa en 1967, creció en
Islandia (donde vivía su padre) y en Dinamarca (donde estaba su madre), no
conoce límites para el trabajo, que realiza en su estudio de Berlín, con la
ayuda de unos cuantos buenos amigos.
En 1995
se mudó a la vibrante capital de Alemania, donde no faltan los toques de
contemporaneidad. Ahí tuvo las mejores oportunidades. Es una superestrella de
la instalación como forma de arte y uno de los artistas más brillantes de la
actualidad. También muy determinado y contundente las pocas veces que habla con
la prensa, de su trabajo, esencialmente.
“No
importa cuántas toneladas de piedras y de tierra hayan sido empleadas. Es importante lo que no se puede cuantificar”,
declaró al programa Euromaxx Vida y Cultura en Europa transmitido por la Televisión
Alemana Deutsche Welle, el 22 de agosto de 2014, con motivo de la pedregosa
instalación.
¿Cómo se
pueden cuantificar las reacciones de los visitantes de Riverbed?
Riverbed
abarca mil metros cuadrados, integrando interior y exterior
|
Allá en el museo danés, los que se atreven a
pasear por los cauces del río, tal vez se hagan más conscientes del mundo que
los rodea. Algunos relatan que semejante escenario, por más frío que parezca,
los invita a un momento de tranquilidad y reflexión, que buena falta hace en
este mundo.
“Estamos
en el mundo – comenta el artista con firmeza – y eso trae la responsabilidad de
conocer el mundo. Si yo puedo acercarme al mundo mediante esta situación, me
siento bastante bien. Tengo una gran confianza en el idioma que habla mi obra”. “Olafur Eliasson el artista de lo
imposible”, reportaje de Angelika Lizius, en Prisma, por DW Deutsche Welle, 2 de septiembre de 2014.
Olafur Eliasson: "Tengo confianza en el lenguaje que habla mi obra" |
Pero, ¿qué dice la obra del artista escandinavo?
¿Qué dice
él mismo? ¿Qué transmite? ¿Qué comparte?
De
entrada, Olafur Eliasson comparte energía, voluntad, sensibilidad y su gran
pasión por recrear fenómenos de la naturaleza. Pasión por crear con el agua, en
forma de nubes o hielo, por jugar con la tierra, fuego, madera, soles, arco
iris, fotografiar montañas, glaciares, volcanes, refugios, siempre tomando
inspiración en los paisajes arcaicos de Islandia, de donde vienen otros
visionarios de la contemporaneidad musical: Björk y Sigur Rós.
Y por si
fuera poco, celebra su pasión por la luz (natural y artificial), los fenómenos
ópticos, espejos y sombras que dan cuerpo a sus instalaciones, en cuya
ejecución trabaja un equipo de 70 personas “talentosas y generosas”:
arquitectos, ingenieros, diseñadores, pintores, escultores, constructores, físicos,
investigadores de arte y más.
En su
estudio de Berlín también funciona, desde 2009, el Instituto de Estudios
Espaciales, creado por él mismo.
Basta
observar el video de la TV alemana para tener una visión amplia y certera de
las obras en proceso de realización y su resultado final.
Vortex |
Nada se
oculta en la pieza acabada. Todo es transparente, no hay secretos, aún para los
visitantes, que pueden darse cuenta de los soportes, tubos, la mecánica que la
obra tiene en su interior. Hasta llegan a percibir una que otra lámpara de
vapor de sodio que crea “la magia del sol” en la Tate londinense.
Hay una
escultura de luz llamada Vortex, que
según Eliasson es la más fotografiada y popular, lo cual le hace “mucha gracia”
a él. Fue hecha para el vestíbulo de un edificio de Múnich. Debe pesar todas
las toneladas del mundo. Sin embargo,
luce liviana, transparente soft, con
triángulos de colores y remolinos que recuerdan composiciones geométricas de
Vassily Kandinsky (1866 – 1944).
“En
tiempos de Kandinsky – explica Olafur en
el video – había una fuerte convicción de que el arte podía cambiar el mundo de
una manera radical. Yo admiro eso, porque lo que tú haces en una obra es
significativo. Es bueno que volvamos a esa convicción. Creo que Kandinsky
estaba en lo cierto”.
Arte para la gente
Eliasson
– que estudió seis años en la Real Academia Danesa de Bellas Artes (1989 –
1995) – también tiene razón cuando dice que el arte debe estar donde está la
gente porque “tienes que crear algo para todos”.
Sus
instalaciones han sido hechas no sólo para ser observadas, sino que invitan a
participar. Siempre ocurre algo y hay mucho por descubrir.
“La obra
cobra vida sólo con la gente, en un diálogo con los visitantes. No es que
ofrece una nueva visión de la realidad –
explica el artista –. Es que cada uno construye su propia visión. La percepción se
vuelve acto consciente y creativo. Las obras tienen que ser vividas,
experimentadas. Cada uno se mueve en ellas.
Hay pantallas, reflejos, sombras. Yo me veo a mí mismo observando desde otra perspectiva. Ayudan a entenderse a uno mismo. Me
atrevo a tocar las sombras de otras personas, a acercarme a ellas sin tocarlas
físicamente”.
El
“sol” de Eliasson transformó la Tate Modern de Londres en un lugar acogedor
|
¡Toda una maravilla! Recuerda con orgullo que “el
sol” de la Tate Modern, que en realidad se llama The
weather Project (2003 – 2004), fue visto y disfrutado por más de dos
millones de personas.
“Todo el mundo quería ver el sol en la enorme sala.
Se trataba de recrear un fenómeno natural por todos conocido: el sol, el cielo.
Las personas se acostaban en el piso, observaban el techo, hacían cualquier
cosa. De pronto ese lugar frío se transformaba en un lugar acogedor. Eso fue
muy interesante”.
La audiencia, pues, tiene un papel importante. No
por nada Eliasson antepone el pronombre posesivo “your” en varias de sus obras: Your
rainbow panorama; Your sun machine; Your strange certainty still kept; Your now
is my surroundings.
Your rainbow panorama,
“la obra cobra vida sólo con la gente”
|
Otros, en cambio, se desviven por el “i”: iPhone, iPad, iTunes y yo, yo, yo…
¿Por qué será que a tanta gente le resulta difícil decir tú o decir nosotros? Pero
ésta es otra historia.
Por nuestra parte, deberíamos seguir con más
información acerca de Olafur Eliasson: más bío, lista de obras, publicaciones,
premios, participaciones en bienales, pero eso lo encuentran en el website del artista.
A estas alturas del relato, es necesario tocar un
par de puntos más. El primero es el tema
de las instalaciones como formas de arte, de las que Eliasson es un gran
protagonista, pero hay otros que hacen
obras estupendas, de mucha diversidad. Explicaremos por qué las instalaciones
son tan importantes en la contemporaneidad.
Studio Olafur Eliasson: Sense of space map |
Segundo punto: el
tema de los antecedentes. No pensarán que Olafur Eliasson es el único que
ha puesto piedras en un museo, en un compromiso con la naturaleza, o que haya
hecho magias con luces y colores.
Antes de Eliasson existió el arte ecológico (earthworks), en múltiples
variantes, el op art, el cinetismo, arte
participativo, las innovaciones de los movimientos de vanguardia del siglo
XX.
Es bueno conocer algunas referencias que ayudan a
comprender la intensidad y la
profundidad de las obras que nuestro personaje hace hoy. Porque su trabajo es
realmente estelar, de ahí el título
de este escrito.
Una
última anotación: las imágenes referenciales de las
obras y artistas mencionados en estos dos puntos pueden verlas en nuestras
presentaciones del website http://www.labohemiahipermediatica.com/.
Vamos pues con el primer punto, porque “chose promise, chose due”, como dicen
los franceses cuando quieren recordar
que lo prometido es deuda.
La
calle se convirtió en museo, con la instalación The New York City Waterfalls
|
Instalación:
la quintaesencia del arte actual
La instalación
o installation art constituye uno de
los tres paradigmas, al parecer, imprescindibles para la comprensión del arte
contemporáneo y para establecer nuevas categorías de análisis. De ellos hemos
comenzado a hablar en entregas anteriores en este blog.
El primer paradigma que responde a la pregunta sobre
qué es lo más esencial en el arte de hoy,
lo más influyente, significativo, se
refiere a las infoestéticas. Su mayor
propulsor ha sido y continúa siendo Lev Manovich, con su lema el software
es el mensaje. Pueden volver a leer nuestro texto respectivo del 7 de mayo
de 2014.
El segundo paradigma es el que propone Boris Groys: la instalación como forma de arte.
Boris
Groys, teórico de la instalación como forma de arte
|
El tercero es la estética
espacial – repensando lo contemporáneo,
de Nikos Papastergiadis, teórico de culturas digitales, profesor de la
Universidad de Melbourne, Australia, que trataremos en otra oportunidad.
Ahora, vamos con la teoría de Groys, que es
importante, porque estamos hablando de operaciones culturales.
Él no ofrece una definición específica, porque no la
hay. Se puede decir que la instalación
es una obra de arte que integra el espacio como componente estético y que
incluye todas las formas de arte contemporáneo.
Según Groys es “la forma líder en el marco del arte contemporáneo, en un contexto del
aquí y del ahora (…) Todos los objetos colocados en una instalación se
convierten en originales (aunque
existan copias en la calle), porque es necesario ir a un museo, a una galería,
un lugar público, para ver la instalación”. De repente la calle se convierte en
un museo.
Por ejemplo, todas las piedras que están en la
instalación Riverbed, de Olafur
Eliasson, mientras estén ahí son objetos de arte. También los visitantes que
forman parte de esa experiencia artística son considerados como obras de arte.
Cuando la instalación es documentada en un video, se convierte en un inmaterial.
Boris Groys nació en Berlín Oriental. Profesor de
filosofía e historia del arte, trabajó en el Centro de Artes y Medios de Karlsruhe
y es profesor en el departamento de estudios rusos y eslavos de la New York University.
Autor, entre
otras obras, de Art power, editada
por MIT Press, Cambridge, Massachusetts, 2008; The Total Art of Stalinism, Princeton University Press, 1992.
Su teoría de la instalación como forma de arte está
argumentada en el ensayo The Topology of Contemporary Art, publicado en la obra Antinomies of art and culture (Modernity,
Postmodernity, Contemporaneity) de los editores Terry Smith, Okwui
Enwezor y Nancy Condee. Duke University
Press, Durham, 2008.
Hay muchísimos artistas que hacen instalaciones,
pero no todas pueden considerarse tales. Acomodan las obras en un espacio y
dicen que es una instalación…
“Debemos
volver a creer que el arte puede cambiar el mundo”
|
Cuarteto
sin igual
En los últimos años, se han destacado, entre otras, Refusal of time, del surafricano William Kentridge, uno de los artistas
contemporáneos más importantes, quien en Documenta 2012 reconstruyó la historia
de su país en un despliegue de pantallas, de un recio dinamismo.
Kentridge dice que hay que entender el mundo como un
proceso y no como un hecho, comprender la gramática de la transformación.
En los años 70 Allan
Kaprow, pionero de happenings y performances, nos decía, cuando lo
visitamos en CAL ARTS (California Arts Institute, Valencia), que los artistas
no tenían que expresar la naturaleza en su morfología, sino en sus fenómenos,
en sus procesos.
¿Lo ven? Olafur
Eliasson recrea la naturaleza en sus fenómenos y en sus procesos. ¡Bravo!
Ai
Weiwei, “a control remoto”, ya que no puede salir de
China, realizó su instalación de mil taburetes de madera en el Pabellón de
Alemania, Bienal de Venecia 2013. Esos taburetes fueron recogidos entre
familias chinas y encerraban en sí la historia y vida de todas ellas.
Multiculturalidad.
Doris
Salcedo, artista colombiana, comprometida con la
responsabilidad social del arte contemporáneo, partió por la mitad la inmensa
sala Turbin Hall de la Tate Modern de Londres (la misma del “sol” de Eliasson)
con una fractura de 167 metros de largo, que comenzaba con una fisura y se
ensanchaba hasta transformarse en un abismo. Buscaba testimonios y símbolos en cosas de
desaparecidos. Muebles, sillas que se transformaban en sus memorias. Programa Art: 21, Film & Arts.
“Cada
uno construye su propia visión. La percepción se vuelve un arte consciente y
creativo”
|
Otra instalación prodigiosa de 2013, en plena calle,
en varias ciudades del mundo, fue Slowdance
(oda a la lentitud), de David Michalek,
artista de Nueva York.
Sobre tres grandes láminas metálicas se proyectaban
imágenes de danza elaboradas a cámara
súperlenta, sin música, incorporando sonido de ambiente. La banda sonora la
creaba el observador.
Imagínense: cinco segundos de danza llevados a diez
minutos, para cada bailarina, captados por una cámara científica a tres mil
fotogramas por segundo. Salen movimientos, gestos, colores, atmósferas y
texturas nunca vistas antes.
Todas son instalaciones únicas, para orgullo de sus
autores y asombro de los visitantes. En nuestra lista hay más de 50, entre las
mejores, sin contar las de Olafur Eliasson que son unas cuantas.
Escultor
de luz, diseñador, arquitecto, fotógrafo, constructor y también escritor
|
El segundo punto que queríamos tocar es el aporte de
alguna referencia a los antecedentes del compromiso con la naturaleza por parte
de los artistas: la pasión por las piedras, el agua, las luces, el color,
participación emocional en las obras.
Gravity stairs, 2014. Leeum Samsung Museum, Seoul |
Huellas
de ayer y de hoy
Desde tiempos inmemoriales los hombres han dejado
trazos y señales grabadas en piedras, de su paso por la Tierra: espirales,
cuadrados, círculos, cruces, líneas rectas, curvas, torcidas, huellas de las
actividades cotidianas de los seres. Y, claro está, muchas obras de arte.
En los años 70, ya en forma sistemática, los
artistas comenzaron a intervenir la naturaleza, alterando paisajes, creando
conciencia ambiental y planetaria. Antes también hacían trabajos con “paisaje
en el paisaje” (Walter de María, Michael
Heizer, Robert Morris). Obras ciclópeas, trasladando piedras que pesaban 61
toneladas. Se llamaban earthworks, land
art, environmental art, arte ecológico.
Con rocas calizas, basalto negro y tierra, Robert Smithson (1938 – 1973) creó la Spiral Jetty, sobre el Gran Lago Salado
de Utah, en 1970. Creatividad nómada, una aventura extraurbana de este pionero
de land art, que murió en un
accidente de aviación cuando iba a inspeccionar la obra.
El artista conceptual Dennis Oppenheim escribió con piedras, en plena naturaleza, la
palabra poison que se distinguía
desde muy lejos como la palabra “Hollywood”.
Christo
(1935) quiso empaquetar la meseta del Auyantepuy en Venezuela, pero el proyecto
finalmente no se dio. Empaquetó rocas, costas, murallas, puentes, parques. Hizo
la cortina más larga del mundo (11,3 Km) Running
Fence (1972 – 76) atravesando dos condados en el estado de California.
Al intervenirlo, el paisaje se renueva y llama la
atención. La gente se fija en su belleza y lo cuida.
El argentino Nicolás
Uriburi pintó de verde los canales de Venecia, el Sena, el Hudson, el Río
de la Plata. Treinta kilos de sodio fluorescente lanzados al agua producían
tres kilómetros de pintura efímera.
Con respecto al empleo de la luz, efectos ópticos y
participación de los espectadores en las
obras, el aporte latinoamericano ha sido significativo. No sólo está el argentino
Le Parc que llegó a ganar la Bienal
de Venecia, sino también los venezolanos Jesús
Soto, Alejandro Otero, Carlos Cruz-Diez (que a los 91 años en 2014 sigue
trabajando como si nada), Rubén Núñez,
Juvenal Ravelo, Víctor Lucena, entre otros. Ellos calzan perfectamente con
el tercer nuevo paradigma para la comprensión del arte contemporáneo, las estéticas espaciales, que trataremos en
una próxima oportunidad.
El
arte contemporáneo pone énfasis en la luz en todas sus modalidades. Anti Gravity Dance. Studio Eliasson
|
Hoy por hoy los artistas lumínicos están realizando
instalaciones fantásticas.
Maurizio
Nannucci, por ejemplo, ha hecho poesía concreta con la luz, instalaciones permanentes de 90 metros
de alto en el parlamento alemán. Usa tubos de neón y no diodos de plástico. En
cambio, los Points of light de Leo Villareal son generados a punta de Led (Light Emitting Diodes)
y computadora.
Uno de los artistas de la luz, relevante, es James
Turrell, quien al parecer ha tenido
influencia en el trabajo de Olafur Eliasson. ¿Será por la experiencia de los cráteres?
Con
la luz natural o artificial, Olafur Eliasson “hace posible lo imposible”
|
Actualmente se realizan festivales de luz, como Luminale en Frankfurt, con instalaciones
ópticas y acústicas en busca de la luz del futuro, que generan sensaciones y
realzan la arquitectura.
Obras de grandes diseñadores lumínicos que hacen
juegos de sombras proyectadas sobre los visitantes están presentes en bienales,
trienales (como la del Ruhr, en la que también estuvo Olafur Eliasson en julio
– agosto 2014), cuatrienal de Dusseldorf y otras.
Hay programas lumínicos en estaciones de metro de
varias ciudades europeas: efectos especiales en 3D concebidos por artistas,
integrando luces, música y cine. Las muestras abundan.
Para todos ellos la luz es vida. Y Olafur Eliasson
quiere mejorar la vida de los pueblos de África que no tienen luz. Por eso ha
inventado una lámpara de energía solar que ha puesto a disposición del mundo.
Es como un pequeño sol estilizado. También podría ser vista como una flor amarilla.
Ya
miles de lámparas de energía solar llegaron a África y llegarán muchas más
|
Arte para la gente. Ya la lámpara viajó, por miles,
a su destino. Hasta la próxima.
Videos
Vínculos
http://www.olafureliasson.net/
https://www.facebook.com/pages/Studio-Olafur-Eliasson/
https://www.facebook.com/pages/Studio-Olafur-Eliasson/
http://www.labohemiahipermediatica.com/ (categorías vanguardias y presentaciones)
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